La casa se encuentra en un paraje impresionante, un paisaje precioso, es un mirador desde la cima de la montaña.
En la finca hay una plantación de frutas, que los propietarios tienen para elaborar mermeladas que comercializan por la zona.
La casa es muy especial, con una distribución que choca bastante al principio, por la distribución de los dormitorios, los baños y la cocina, que están repartidos en tres plantas. Pero te acostumbras a ello, aunque no lo recomiendo para personas con problemas de movilidad, ya que hay subir y bajar las escaleras continuamente.
Es una casa rústica, de montaña, toda de piedra y madera, muy amplia, con un salón en cada planta. La cocina esta abierta e integrada en el salón de la tercera planta. No es lujosa ni tiene quizás las comodidades que encontraríamos en otras casas de alquiler (no tiene aire acondicionado, ni calefacción, ningún baño en suite en ninguna habitación, y uno de los dormitorios esta en uno de los salones, separado por una cortina...)
Es imprescindible tener coche, ya que esta aislada y a pie no puedes ir a ningún comercio, ni hay transporte público que acceda al lugar.
Pero... merece la pena pasar unos días allí de desconexión total, de montaña, paseos, lectura, de ver amanecer y atardecer a vista de pájaro, de oir sólo los cencerros de las vacas ...
A 10 minutos en coche se encuentra Ampuero y a unos 20 minutos Laredo.
Se pueden hacer excursiones por la zona durante el día, a Laredo a hacer surf, visitar distintas cuevas, pueblos marineros preciosos como Castro Urdiales o comer en Santoña, canoas en Somo... todo a un radio de 40 minutos en coche.
Los propietarios son muy amables y tienen en la casa mucha información sobre la zona y actividades para poder realizar.
Unas vacaciones en familia distintas y especiales.